Se usa su nombre para cosas impensables, la verdad..

En general, el dinero negro se divide en dos categorías: el dinero negro, negrísimo, que es el que proviene de actividades ilegales, y el dinero sucio, que es el que proviene de actividades legales, pero no se ha declarado a Hacienda para no pagar impuestos.

Parecen iguales, pero son muy diferentes, porque los que tienen dinero negro estarían encantados de poder declararlo a Hacienda, pagar sus impuestos y empezar a tener dinero disponible sin más explicaciones, mientras que los segundos, los dueños del dinero sucio, no quieren que Hacienda se acerque.

Para los primeros, cualquier modo de blanquear ese dinero es bueno, incluso pagando, siempre que no se les pregunte de dónde sale. Para los segundo, el problema está en el dinero en sí, y lo que no quieren, de ningún modo, es pagar, por que eso ya podían haberlo hecho desde el principio.

En ambos casos, uno de los métodos que se emplea para blanquear este dinero es el trabajo de hormiga o pitufeo.

Consiste en dividir las masas monetarias en cantidades pequeñas, de modo que no dejen rastro fiscal. O sea, que si se tiene que blanquear un millón de euros hay que dividirlo en los suficientes cheques al portador de 300 €, o en montones de pequeñas jugadas de casino, o en centenares de pequeñas ganancias en negocios pequeños.

Se suele hacer a base de testaferros, que son pequeños delincuentes, o incluso listillos locales, que van colaborando con esta fragmentación n paquetes diminutos hasta que le monto total ha pasado por el filtro y se encuentra convenientemente declarado como ingreso regular y utilizable en actividades transparentes.

Nos guste o no, esta es la razón pro la que a veces los mafiosos y los traficantes son bien vistos en sus lugares de origen, pues blanquean el dinero invirtiendo y dando trabajo en pequeños negocios locales, dando por perdida una parte que dejan directamente como beneficio al que les ayuda en el pitufeo.

Share