La cogestión puede dar buenos frutos...

Es una pena que el Gobierno no lea este blog, porque vamos a proponer un sistema que serviría a la vez para combatir el desempleo y el fraude fiscal. Bromas aparte, nosotros sí leemos a Kantor, en equilibrio social y de allí hemos sacado la idea que hemos adaptado luego a la lucha contra el fraude fiscal, que es el tema sobre el que escribimos aquí.

Una de las razones pro las que las crisis generan tanto desempleo en España es por la rigidez del mercado laboral. Y decir esto no tiene nada que ver con que esté a favor del despido libre, que no lo estoy, sino que se trata de constatar un hecho: cuando bajan los beneficios de la empresa, el patrón  intenta reducir sus costes, y la única manera sustancial de hacerlo en un sistema en que los salarios y los contratos se establecen por ley es despidiendo trabajadores.

En otros países, como Alemania, los sindicatos pactan recortes de jornadas y de salarios, en un modo de repartir las horas de trabajo disponibles, pero aquí eso no e sposible la mayoría de las veces, y además estaría por ver lo que dirían tanto patronal como sindicatos de la idea de mantener toda la plantilla, con todas las cotizaciones sociales (aunque reducidas) y todos con menos horas y menores sueldos…

Por tanto, cuando el mercado se pone feo ahí fuera, las empresas españolas lo tiene duro para competir, ya que no pueden modificar el precio del petróleo, ni el de la electricidad, ni tampoco el de los salarios, pactado de antemano, y para muchos años, por los convenios colectivos. ¿Y qué se hace? Despedir, y normalmente a los últimos que han llegado, y no a los menos eficientes. Esto, dicho sea de paso, es una de las razones del vergonzoso pro juvenil que padecemos.

Así las cosas, parece que no va a quedar más remedio que ligar los salarios a la productividad, pero como bien dice Kantor, eso es un sucedáneo, porque lo que interesa de la productividad es que se convierta en rentabilidad.

La propuesta, por tanto, es la siguiente:

Vincular los salarios a los beneficios de la empresa, con algún tipo de mecanismo corrector cuando durante un periodo de tiempo no haya beneficios. Los beneficios, así calculados, serían los ingresos, menos los gatos corrientes, menos los intereses de los préstamos, y por supuesto, quedarían fuera los salarios, ya que estos se pagan después de calcular beneficios.

Evidentemente, para esto hay que introducir la participación de los representantes de los trabajadores en la gestión de las empresas, pero esto no sería un gran problema, pues si se trata de hacer aumentar los beneficios, sindicatos y patronal se pondrían de acuerdo inmediatamente, y no como ahora, que cada uno trata de hacer aumentar SU parte de los beneficios. Por tanto, como efecto primero, tenemos la sustitución de la conflictividad por la cooperación. Si los salarios dependen del beneficio, todos querrán que crezca el beneficio.

Y en segundo lugar, si los salarios dependen del beneficio y se permite a los sindicatos controlar las cuentas, ¿no sería esto una medida de enorme control contra el fraude fiscal?. Sería decisivo, porque es más fácil engañar a Hacienda que a tus propios administrativos, que saben lo que vendes y a qué precio, a tus propios camioneros, que saben lo que transportan, y a tus propios obreros, que saben lo que fabricas. Con los representantes sindicales vigilando las cuentas para que no les reduzcan los salarios a traición, el fraude se quedaría en una sombra de lo que es.

Y tras el fraude se reduciría, el déficit, la austeridad, etc…

Se admiten objeciones. Se ruegan, incluso.

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