hay de todo tipo, por supuesto...

hay de todo tipo, por supuesto...

Un lector nos pide que hablemos del caso concreto de las facturas que no da el dentista, algún dentista, y aunque no dejar de ser un caso particular del fraude general del autónomo que trabaja en negro, vamos a abordar  el tema en cuestión, porque tiene algunas particularidades curiosas.

Contra todo lo que se pueda pensar, hay que tener en cuenta que los dentistas están exentos de IVA por dedicarse a servicios de salud. O sea, que sus facturas no pueden incluir el IVA. Sin embargo, sus suministros y todo lo que ellos compran sí que lo llevan, por lo que los dentistas acaban por pagarlo ellos, sin poder repercutirlo a sus clientes.

Estamos así ante el caso más gracioso: que el dentista avispado pesque a la vieja o al incauto y haciéndose el legal le atice la correspondiente factura con IVA, penando que no la va a llevar a ninguna parte. Eso, por supuesto, es reclamable, así que andaos con ojo en ese asunto.

Lo común, que es que el dentista prefiera no hacer factura, se debe a que de ese modo no declara ingreso alguno, y como su actividad se rige siempre por el sistema de estimación directa, al no tener ingresos demostrable, no tiene beneficios demostrables.

Esa es la razón por la que en algunos sitios, con mucho, no admiten tarjeta o te hacen un suculento descuento si pagas en efectivo.

El truco tercero, porque los hay para aburrir, es entregar la factura, pero no molestarse en declararla si se sabe que el cliente no la va a desgravar. Esto es lo que tienen los servicios sanitarios: que son de confianza y los profesionales suelen conocer muy bien a sus clientes y sus circunstancias. Si el que pide la factura no va a poder colocarla en ninguna parte y la factura es menor de 3000 €, Hacienda no tiene modo de rastrearla, porque el pagano es consumidor final.

Por eso, cuando Hacienda quitó la desgravación por gastos médicos lo único que consiguió fue pegarse un tiro en el pie…

Pero de eso hablamos en el siguiente artículo.

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