Hoy , para ilustrar el artículo, hemos elegido un viejo juego que resume a la perfección en qué consiste la idea. No es un anuncio, así que podéris darle tranquilamente al enlace de «click to play» y pensar que cada punto quer alguien se marque, Hacienda lo pierde. Porque esa es la realidad. 

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Lo normal sería que esto no fuera posible. Lo normal sería que en cualquier país los impuestos se pagaran por la diferencia entre ingresos acreditados y gastos deducibles, y con eso quedaba todo resuelto.

Pero el Estado reconoció implícitamente que no era capaz de controlar los ingresos de una serie de actividades y decidió crear los módulos para convertir su impotencia en virtud. Los módulos parecen un sistema simple, pero tienen su complejidad, así que ya hablaremos en detalle de ellos en otro momento. Por ahora, baste decir que el sistema se denomina técnicamente estimación objetiva y que permite que una actividad pague impuestos por una serie de parámetros como metros cuadrados de local, consumo de electricidad o metros de barra, pero no por sus ingresos reales.

Por tanto, tenemos una empresa que va a pagar lo mismo facture muchos ingresos o facture pocos.

Y tenemos una mayoría de empresas que desgravan como gastos las facturas recibidas.

El palo está servido.

La tentación, obviamente, es que el empresario que está en directa y paga por la diferencia entre ingresos y gastos solicite una factura al que está en módulos, aunque no hayan realizado ninguna transacción, o le pida que la hinche muy por encima de la transacción real.

De este modo, el empresario en módulos paga lo mismo, porque lo que él paga no depende de las facturas que da. Y el empresario que recibe la factura quita de sus impuestos todo lo que ha metido a gastos, y además deja de pagar el IVA, proque la factura falsa o engordada que ha recibido lleva IVA soportado. El negocio es redondo y el palo que se lleva Hacienda resulta descomunal.

Lo ilustro con un ejemplo.

Retaurante Manolo, en módulos.

Gestoría Pepe, en directa (ingresos menos gastos)

Gestoría Pepe tiene unos beneficos anuales de 90.000 €. Gestoría Pepe debería pagar 27.000 € al año d eimpuesto de sociedades, y alrededor de unos 17.000 € de IVA por la diferencia entre IVA soportado e IVA repercutido. Son datos de ejemplo, a ojo.

Gestoría Pepe organiza un seminario para sus clientes, en elq ue les explica cómo rellenar impresos. Son 100 clientes y el seminario acaba en una cena, que está incluida en el precio. La cena le cuesta 12 € por barba a Gestoría Pepe, total, 1200 + IVA.

Sin embargo, Gestoría Pepe le pide a restaurante Manolo una factura por 12.000 € + IVA diciendo que las cenas fueron  a 30 € y se cenó todos los días del seminario. A Manolo le da igual, y se la da, a cambio de un pellizco o de que siga llevándole gente.

Gestoría Pepe, de sus impuestos anuales, acaba de ahorrarse 3600 € de Impuesto de Sociedades y el IVA ENTERO de esas cenas falsas.

¿Y si Gestoría Pepe le pide , además, a un albañil en módulos, una factura por haber reformado los cuartos de baño y repintado las oficinas? Pues otros 15.000 de factura… y otros 2000 de Iva.

Conclusión: Gestoría Pepe  paga 17.000 de sociedades y 14.000 de IVA. O sea, se ha ahorrado casi 13.000 € en dos pequeñas operaciones.

Imaginaos lo que es la cosa a lo grande y haced cuentas a ver si al Estado le vale la pena o no mantener este sistema…

Ellos creen que sí, así que sus razones tendrán. Yo, lo dudo.

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