Vieja escuela

Vieja escuela

Es duro, pero hoy en día no basta con tener una idea, conseguir el dinero para ponerla en práctica y pelear luego diariamente con los clientes y proveedores. Con ser imprescindibles, estos requisitos no son suficientes, ni garantizan el éxito de lo que vayamos a emprender. El mundo se ha complicado tanto y de tal manera que sin una formación adecuada corremos el riesgo de naufragar en los miles de laberintos que las distintas administraciones tienden a nuestro paso. ¿Y quién tiene tiempo para eso? Tranquilos, también hay cursos de administración a distancia.

Estorbos los hay de todos los tipos, pero me gustaría hacer hoy hincapié en las trabas que impone la administración sin sacar nada a cambio, favoreciendo a la competencia y desanimando a los posibles emprendedores. Es decir, en las trabas gratuitas.

Un ejemplo tipo de esta legislación es buena parte de la que atañe a los  riesgos laborales. Todos tenemos claro que hay que evitar las situaciones que pongan en peligro la salud o seguridad de las personas que trabajan, pero no puede ser lo mismo montar una industria siderúrgica que una frutería. Y sin embargo, el frutero tiene que acabar contratando a una asesoría, una consultoría o a alguien que le cobre por firmar un plan de riesgos laborales.

Lo mismo sucede, por ejemplo, con la protección de datos. La legislación parece creada para engordar el papeleo, la burocracia y los costes administrativos de las empresas, sin que sirva realmente para defender los datos de los ciudadanos. ¿Quién te impide formar un partido político, por ejemplo, y pedir el censo al completo? Nadie. Y hay quien lo hace. Pero como tengas una fonda, te presionará por un lado la Guardia Civil para que guardes los datos de los inquilinos y por otro te apretarán con la protección de datos para que no los guardes. Demencial.

¿Y los ISO? ¿Qué podemos decir de esa inagotable fuente de papeleo que son los ISO, útiles únicamente para cumplir el expediente y cumplir con la administración? Papeleo.

Así las cosas, repito, hay que espabilarse o morir. Y espabilarse significa aprender, con lo que eso implica: unas veces aprender a cumplir mejor y otras, demasiadas, a simular que se cumple sin que la cosa cueste demasiado tiempo o dinero.

A veces pienso que el país se va hundiendo más y más a medida que se jubilan los que simplemente hacían las cosas, las vendían y se acabó… Espero que no sea eso, pero la sospecha, me queda.

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