taller_cochesEn el caso de los talleres de reparaciones de coches, volvemos a encontrarnos con la dificultad de calcular los ingresos del taller porque muchos de eellos están en módulos, o estimación objetiva. En estos casos, como ya hemos dicho en otras ocasiones, los mayores incentivos para defraudar residen en no dar de alta al personal, reparar vehículos en «la trastienda» u otros locales no declarados y en presionar a los proveedores para que nos les cobren el IVA de las piezas de recambio.

Por esta última razón es  por lo que a los talleres les resulta tan interesante mantener una buena relación con los desguaces y chatarrerías, pues es materialmente imposible saber qué peizas pueden tener algún valor en un coche siniestrado o sacado de circulación que se oxida en un desguace. Sin embargo, cuando el taller consigue alguna pieza en desguace, puede cobrarle al cliente el IVA de esa pieza y no ingresarlo a Hacienda, pues en el sistema de míodulos no tiene obligación.  Una pieza obtenida en un desguace es una posibilidad dorada para varios frentes de fraude: cuesta mucho menos que la original y el cliente no tiene por qué saberlo, a menudo no se paga el IVA y se le cobra al cliente, y su estado puede no ser el esperado. Tres problemas, nada menos. 

Una vez descrito el agujero que suponen los desguaces para el sistema fiscal en el caso de los módulos, hay que hacer mención también a los talleres que están en directa, o sea ingresos menos gastos. Estos, como muchos otros profesionales, tienen grandes incentivos para ofrecer al cliente que se le haga la reparación sin IVA, de modo que el cliente se ahorra el IVA y el taller no declara ese trabajo, con lo que  se ahorra el impuesto sobre el beneficio.

A persar de la dificultad de controlar esta posible bolsa de fraude, Hacienda usa como método más habitual la facturación a las compañías de seguros, y en consonancia con lo que se factua a estas se espera que se factue a los demás. Y el taller que sólo repara golpes para compañías de seguros y, curiosamente, no tiene casi nungún cliente privado, resulta inmediatamente sospechoso.

De ese cruce y de sus consecuencias hablaremos brevemnte en otro momento.

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