No es de extrañar que los alemanes se opusieran al plan de Mario Draghi de sacar de la nada billón y pico de euros para inundar el mercado de liquidez. Ellos saben muy bien de qué va la cosa, porque a ellos, en otros tiempos, se les ocurrió la fabulosa idea de imprimir dinero enemigo a mansalva para destroizar la economÃa d elso aliados.
En su momento se llamó Operación Bernhard, por su jefe, un oficial de las SS llamado Bernhard Krüger, y para llevarla a cabo «convencieron» a un montón de falsificadores encarcelados por toda Europa de que trabajasen para ellos creando billetes falsos. La historia, que de puro rocambolesca y fabulosa da para varias novelas, dio ya para una pelÃcula, titulada Los Falsificadores, que seguramente es conocida por buena parte de mis lectores.
La cuestión, batallas del abuelo Cebolleta aparte, estriba en que si imprimir dinero de la nada sirviese para revitalizar la economÃa, ¿cómo hubiesen intentado emplear ese sistema los nazis como arma de destrucción masiva? ¿pretendÃa reactivar la demanda inglesa o norteamericana?, ¿pretendÃan aliviar sus deudas?, ¿O sabÃan perfectamente que los efectos de una dilución monetaria como esa serÃan catastróficos?
Me temo que la repuesta buena es la última. Me temo que Mario Draghi nos está vendiendo una moto, encasquetándonos una medida que sólo puede ser pan para hoy y hambre para mañana.
Cuando tu amigo de hoy hace lo mismo que tu enemigo de ayer, desconfÃa…
[…] Hablemos claro: la imprenta es para joder […]