
El lugar donde preferimos encerrarnos
Si en algo hemos avanzado en los últimos años es en la percepción social del fraude fiscal. Afortunadamente, cada vez son menos los que piensan que el que escaquea sus impuestos es un genio y un campeón, y, al menos en público, ha cundido la idea de que los impuestos que unos no pagan se convierten en servicios que otros no reciben.
El problema, de todos modos, persiste a nivel indirecto, porque aunque sabemos que hay empresas que no pagan sus impuestos, que operan dese paraÃsos fiscales, que operan mediante compañÃas interpuestas para sacar el dinero de nuestros paÃses sin abonar los correspondientes tributos, eso se sigue considerando algo aceptable.
¿Es razonable exigir a nuestros gobernantes que luchen contra las multinacionales o contra los paraÃsos fiscales mientras nosotros seguimos consumiendo, masivamente, productos que se benefician de esta ingenierÃa financiera para no pagar impuestos? ¿Qués es lo que somos en realidad? ¿Hipócritas o idiotas?
Cuando no pagamos nuestros impuestos, estamos restando dinero a las arcas públicas, y cuando compramos un producto que SABEMOS que no los paga estamos haciendo lo mismo, y fomentando esa conducta, igual que cuando compramos un producto robado estamos fomentando que se sigan asaltando chalés.
Si Apple o Amazon, por ejemplo, utilizan paraÃsos fiscales para enjuagar artificialmente  sus cuentas, o decirnos que ganan mil euros al año, y nosotros somos sus clientes, no somos mejores que cuando pedimos una factura sin IVA al fontanero o no declaramos las clases particulares que dimos a la hija del vecino.
Podemos ir de dignos, de morales, de éticos, o de lagarteranas: colaborar con un fraude conocido nos convierte en cómplices, quizás no ante la ley, pero sà ante la sociedad y ante ese vecino que nos escucha hablar de cuentas claras mientras exhibimos la manzanita de nuestro último dispositivo.
Dejar de pagar tus impuestos es restar dinero a las arcas de todos. Y comprar productos a empresas que no los pagan, lo mismo. Es igual. No hay diferencia real entre el que esconde sus ingresos y el que tiene un aparato a sabiendas de que su fabricante defrauda. La difenecia sólo es aparente, una diferencia para cortos de vista que, además, se convierte en distinción de clase…
¿Cómo vamos a mejorar as�
Se puede hablar de fraude fiscal sin hablar de corrupción polÃtica?…Es difÃcil.Tanto el fraude como la corrupción polÃtica tienen una misma raÃz, y es la defraudación en algo, por alguien, y en perjuicio de alguien.
Lo que desgraciadamente ocurre en España (quizá por aquello de que somos diferentes), es que tanto se ha asumido como aceptable que las clases dadas al vecino no se cobren, como que se consideren normales entre comillas los gastos de diputados, justificados (y no), en donde también hay un lÃmite en donde no se exige, no precisamente baladÃ.
Las fugas de capital comenzaron en el Estado de las AutonomÃas, con Comunidades Autónomas, provincias, municipios, y toda la riqueza necesaria para generar el movimiento de tan terrible monstruo.
Cuando un amigo abogado me decÃa que los tres grandes enemigos del ciudadano son el Estado, los bancos y las aseguradoras, no se equivocaba.
El primero, con su gran descentralización y desconcentracion, que hace que paÃses como Alemania se constituya en Landers mientras aquà se triplican gastos las gestiones al descender a las provincia y municipios además.
Se le hace un flaco favor al ciudadano.Un ciudadano del que además debe «vivir» dicho Estado en el más estricto sentido de la palabra.
Asà las cosas, convertirnos en salvadores de nuestra propia desgracia evitando comprar a Apple para que no se desvÃe a paraÃsos fiscales, cuando es el propio Estado en sus tres niveles quien traslada al ciudadano todo el peso de un funcionamiento repetitivo, y no depositar en ese Estado la responsabilidad del capital desviado a paraisos, serÃa como obligarnos a todos a hacer de meretriz, poner el colchón y dar después, además, las gracias.
.Maxime cuando según Ley corresponde a los poderes públicos poner freno a las multinacionales (y tampoco lo hacen), y al ciudadano defenderse de estas y aquel a un tiempo.
La «mala gestión» y engaño que practican los bancos en los dividendos que se practican en fondos de inversión y planes de pensiones da otra vuelta de tuerca a este entramado,en donde el dinero se pudre bajo el colchon y poco menos en cualquiera de esos productos.
Entonces el pequeño profesional que debe a hacienda y ve como se coloca ésta con preferencia en la prelación de crédito por deudas termina por reventar porque aquellos embargan la casa por la letra pequeña de los préstanos hipotecarios, y el fisco evita que quien realmente es acreedor de un determinado moroso a hacienda pueda cobrar lo que se le debe.En definitiva porque nuestro derecho administrativo, que históricamente ha defendido más a la Administración que al ciudadano, mantiene hoy dÃa un derecho más de pernada para cobrar por delante de cualquiera.
Los ejemplos sobre injusticia social a cargo de los enormes casos de corrupción que asolan este paÃs, que no otros, en donde existe más vergüenza para no rescatar Cajamadrides, o meter en la cárcel a los Pujol, hacen que el ciudadano no tenga efectivamente que dar un ejemplo que no le viene ni de lejos de arriba.¿Y le es reprochable esto?…Por supuesto, pero existen tres vicios del ser humano que tampoco se pueden obviar, más urgentes, más necesarios:desayunar, comer y cenar.
Ell mayor poder adquisitivo de una clase polÃtica desmesurada ( el triple de Alemania con la mitad de territorio), el poder economico tambien de aquellas multinacionales enriquecidas por sus ventas (en, a mi juicio, absurda teorÃa de que deben ser frenadas por los mismos destinatarios finales de sus desmanes en lugar de por un Estado que vele realmente por la justicia social), y la devaluacion del dinero del pequeño inversor en cualquier banco hoy en dia, no tienen comparacion ni se sufren del mismo modo los efectos de las crisis.Unas crisis preparadas por los Rothschild cada cincuenta años y seguidas por el resto.
Cuando en el plano administrativo se invierte la pirámide de cargos públicos, con muchos directores y técnicos ocurre lo mismo.Cuando el ayuntamiento de Humanes cobra una tasa de recogida de basura en los polÃgonos industriales de la zona y luego no recoge más que una sola clase de deshechos, estamos en el fraude mismo original.Pero el mal uso del capital social cuando se contrata a dedo no se considera fraude porque quien pone las reglas no las va a romper para su propio perjuicio.Y cuando los ayuntamientos hacen y deshacen con una Ley de la jurisdiccion contencioso administrativa y unas prebendas historicas que no tienen, por ejemplo, los Estados Unidos de America, estamos igualmente en el fraude original.Y no, no se trata de educar a nuestros hijos en el pequeño fraude, pero ya se darán cuenta ellos de que no se puede convencer mas que por el ejemplo y por el sentido de justicia, y no por el de la Ley, que visto lo visto se convierte en instrumento justificativo al mero servicio de la recaudación.